El amanecer del 21 y 22 agosto de 1955, Bolly Ray Taylor, de 21 años, dejó su casa para ir a beber un poco de agua fría en el pozo de la finca. Miró hacia arriba y pudo ver un extraño objeto que emitía varios colores. Asustado, corrió de nuevo a la casa donde estaban los otros once miembros de la familia Sutton. Después de escuchar la historia del niño, Sutton pensó que el chico estaba jugando a la pelota y no lo hizo.
Pasó media hora y el perro de la familia comenzaron a ladrar desesperadamente. Minutos después, aterrorizados y con el rabo entre las piernas, el perro corrió hacia la casa. Sutton, acompañado por Taylor, decidió ver qué pasaba. Al acercarse a la puerta, podía ver una figura brillante acercarse a la casa. La criatura estaba llegando a casa y se detuvo a una distancia suficiente para que los niños pudieran ver con mayor claridad. Según los informes, fue un ser de un metro de altura con una cabeza grande y redonda, sus ojos eran de color amarillo, los brazos terminaban en una especie de garra. Sutton y Taylor corrierron y se armaron con una escopeta y un rifle.

Los dos regresaron a casa con calma. La familia, aterrorizada, corrió a su coche y salió del rancho a la ciudad de Hopkinsville, Kentucky, en busca de las autoridades locales.
La policía regresó a la granja con la familia y un fotógrafo. Se examinó toda el área a fondo y se encontró un rastro fosforescente en un lugar donde supuestamente los seres habían caído.

La única evidencia de la historia de Taylor y Sutton fue el punto brillante en la tierra, aunque otros siete adultos dieron sus testimonios en el informe de los dos muchachos. Un investigador dijo que en el caso todos los testigos dijeron la misma historia. Un año después del evento el renombrado Dr J. Allen Hynek también investigó el caso y concluyó que los informes eran ciertos.